“Regalo”
de Corea
El 4 de julio
el Tío Sam celebró su 241o
aniversario.
Con ese motivo los mandatarios de numerosos países le enviaron
mensajes o presentes de felicitación y Corea, también, le ofreció
un significativo “regalo”.
Se trata del cohete balístico
intercontinental “Hwasong-14”, que alcanzó la altura al máximo
de 2,802 kilómetros y navegó la distancia de 933 kilómetros. Ya en
fines de mayo, tras el ensayo de lanzamiento del cohete balístico
dotado del sistema inductivo de control exacto, Corea había
publicado que prepararía otro “regalo en paquete” más grande
para su “amigo” y esta vez cumplió su promesa.
Al Tío Sam le sería más
“emocionante”, porque todo su territorio, para no hablar de sus
bases militares en la región del Pacífico, ya se ha puesto al
alcance de las ojivas coreanas.
Tras la toma del trono del
imperio, Trump le dio punto final a la política de “paciencia
estratégica” de Obama y declaró el inicio de la nueva política
sobre Corea sustentada en la “máxima presión e intervención”,
propagándola ruidosamente como mayor “presente” que enviaba a
Corea. En el paquete de este “obsequio” están la superdura
presión militar y las medidas de sanciones sin una grieta
respirable.
En abril pasado, ordenó golpear
una base de las fuerzas aéreas de Siria y lanzar una bomba
supergrande a Afganistán, anunciando que se trataban de “regalos”
de “advertencia” para el país asiático.
Él quería prepararle con
frecuencia tales “obsequios”.
Fue por esta razón que el 30 de
junio trajo con el presidente surcoreano Moon Jae In en visita de su
país un compromiso de que reforzarían disuasivas preponderantes
mediante el mantenimiento del estado de defensa conjunta y
responderían categóricamente a la “amenaza y provocaciones de
Corea”. Muy contentos, los dos mandatarios brindaron por haber
preparado un “magnífico regalo”. Pero, antes de llegarse este
“presente” a su destino, le sorprendió a Trump el improvisado
“regalo” y el compromiso resultó ser un esfuerzo vano. Este se
quedó en la situación de cuidar primero de su seguridad antes de
preocuparse del problema de Moon.
Es muy natural que el Tío Sam
no se lo pasara por alto. Convocaría otra reunión del Consejo de
Seguridad de la ONU para preparar “presente” más fuerte. Con
todo, no podrá sorprender a su adversario, igual como antes. Es
probable si él tiene otro “regalo”.
Mas, Corea está siempre lista
para hacerle al Tío Sam estremecerse de pánico. Su “regalo” a
la fiesta de la independencia de Estados Unidos prenuncia el fin de
la ambición norteamericana de dominación del mundo.
Óigame por favor, Tío Sam.
Aguante la pena motivada por el “regalo” enviado de Corea en
festejo de su jubilosa fiesta nacional. Contenga la ira y no arme
alborotos. Sus imprudencias resultarán otros “obsequios”.
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