viernes, 7 de julio de 2017

8 DE JULIO de 1994,SIGUES SIENDO EL PRESIDENTE ETERNO

Gran hombre sin igual
Se trata de Kim Il Sung (1912-1994), eterno Presidente de la República
Popular Democrática de Corea, que pervive junto con el siglo XX cuando se
dio un avance sin precedentes en la forja del destino de la humanidad.
Fue genial ideólogo y teórico.
En la primera mitad del siglo XX, a la edad de poco más de 10 años
emprendió la lucha por liberar el país de la ocupación militar (1905-1945) de
Japón y al comienzo de sus actividades revolucionarias, a base del análisis
científico de la nueva era en embrión, concibió una nueva idea, la Juche, de que
el dueño de la revolución y su construcción son las masas populares y la fuerza
que las impulsa, la tienen también estas, dicho en otras palabras de que el
dueño del destino de uno es uno mismo y la fuerza que la fragua, la tiene
también uno mismo, y a la que hoy a escala mundial muchas personas se
adhieren. La idea enuncia lo teórico-práctico para oponerse al dominio y la
esclavitud de toda ralea y realizarle la independencia al hombre, las masas
populares, las tareas y vías para lograrlo. Es la integridad de los pensamientos,
las teorías y los métodos que hacen avanzar y culminar la causa por la
independencia de la humanidad.
A partir de la idea Juche, también presentó la idea Songun, la de que la
revolución es iniciada, avanzada y culminada con el fusil, es decir, de que para
realizar la causa de la independencia acompañada de la severa lucha
antiimperialista, es prioritario preparar las fuerzas armadas revolucionarias,
tenerlas como el grueso del artífice de la revolución y apoyarse en ellas para
hacer la revolución.
En virtud de la idea Juche y la Songun, la revolución coreana, pese a la
dificultad y complejidad sin precedentes con las que se tropezaba, pudo avanzar
victoriosamente. No solo el pueblo coreano sino también los demás
progresistas del mundo entero llegaron a tener una poderosa arma ideo-teórica
para la liberación nacional y la lucha antiimperialista. Se operó un nuevo
cambio en el campo ideo-espiritual de la humanidad y abrió una nueva era
histórica, la de la independencia, en la que las masas populares forjan de
manera independiente y creadora su destino.
Kim Il Sung fue gigante en la dirección nunca conocido en la historia.
A lo largo de su vida siempre estaba entre las masas y las convocó a que
superaran contratiempos y dificultades de toda ralea y protagonizaran méritos y
prodigios sin precedentes.
“La guerrilla no puede existir apartada del pueblo como el pez fuera del
agua” advirtió él.
Acatando a esto, el Ejército Revolucionario Popular de Corea (antecedencia 1
del Ejército Popular de Corea), aunque no contaba con la retaguardia estatal y
la ayuda del ejército regular, combatió al imperialismo japonés y liberó el país
(15 de agosto de 1945). La RPD de Corea, a poco de fundada, rechazó la
invasión (la guerra coreana de 1950-1953) de las fuerzas aliadas imperialistas
acaudilladas por Estados Unidos y defendió su soberanía y dignidad, lo cual no
es concebible al margen de la extraordinaria dirección de Kim Il Sung.
Este, cierta vez en su encuentro con el estadista de un país, dijera:
“Algunos periodistas extranjeros me preguntan cuándo, estando
continuamente en las fábricas y el campo, ocupo de los asuntos estatales y les
contesto que dirigir aquellos es precisamente hacer esto.”
En realidad él, siempre estando entre las masas, compartiendo junto con
estas la pena y la alegría, terminó en menos de 3 años la rehabilitación y
construcción de postguerra que Estados Unidos calificó de una tarea que ni en
100 cumpliría y realizó la revolución socialista. De seguida, en solo 14 años
efectuó la industrialización e hizo del país un poderoso Estado industrial
socialista. A su merced, en Corea se ha establecido un excepcional socialismo
centrado en las masas populares en el que el pueblo es dueño del todo y lo todo
está a la disposición a aquel y que progresa por la fuerza unida de las masas
populares.
Kim Il Sung también hizo sempiterna contribución a la realización de la
causa por la independencia de la humanidad. En el mundo hay países grandes y
pequeños y los desarrollados y atrasados, pero no es probable que haya los
superiores e inferiores y los dominantes y dominados, esta era su máxima.
Lanzó el lema “¡Unámonos los que reclaman la independencia!”, ayudó
sinceramente a muchos países en el empeño por la independencia nacional y el
desarrollo independiente y desarrolló entusiastas actividades para el
fortalecimiento del movimiento socialista, el de los no alineados y otros
progresistas por el antimperialismo y la independencia. Desde la liberación del
país hasta el último momento de su vida se encontró a más de 70 000 personas
de los 136 países.
Kim Il Sung fue la personificación de los infinitamente nobles virtudes, del
amor al pueblo.
La historia no conoce a un líder como él que enarboló el benignidad como
la bandera de la revolución y durante toda su existencia les dispensó exhaustivo
y sincero amor a las personas. No es casual que él, en su vida, fue calificado
más de “Líder paternal” que de cargo oficial por el público y aun después de su
deceso, de “eterno Presidente”.
Todos que se encontraron con él, fuera quien fuera, se quedaron encantados
con su noble afabilidad y virtudes.
Entre ellos figuran tanto los jefes de Estado de otros países que lo
respetaron y siguieron como a su hermano mayor como otros extranjeros que lo 2
veneraron como a su padre.

También los con diferente criterio político y creencia religiosa y hasta los
políticos de los países hostiles a Corea se hechizaron con los rasgos de Kim
Il Sung.
El investigador-jefe de la Fundación Internacional de Paz de Estados
Unidos, citando las afirmaciones del ex presidente de su país, Jimmy Carter:
“Me impresioné mucho con el Presidente Kim Il Sung”, “Respeto al Presidente
Kim Il Sung como al Dirigente político”, dijo: “Si me atrevo a estimar al
Presidente Kim Il Sung, este, diríase, tiene un noble virtud.”
A su parte Kanemaru Shin, ex vicepremier japonés, expresó: “El Presidente
Kim Il Sung es, de veras, gran estadista y gran hombre, nunca conocido en la
historia mundial ni del oriente y el occidente ni de la antigüedad y el presente.
Por haberme encontrado con un hombre demasiado grande, desde el principio
ante él derramé lágrimas. Me lamento de haber entrevistado con un gran
hombre como él al final de mis actividades políticas”.

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