martes, 16 de abril de 2019

EL BRILLO DEL SOL ETERNO

Eterno padre del pueblo

En abril de cada año el pueblo coreano celebra como máxima fiesta nacional el Día del Sol, natalicio del Presidente Kim Il Sung.
Con infinita añoranza, le rinde sublime homenaje en el Palacio del Sol Kumsusan donde yace él con imagen de eternidad y ante sus estatuas de bronce erigidas en todos los rincones del país. Además realiza diversos actos políticos y culturales tales como el mitin conmemorativo y la función artística en la capital y las localidades, en que elogian sus hazañas y juran hacer realidad su anhelo.
Nacido en Mangyongdae de Pyongyang el 15 de abril de 1912, el Presidente liberó el país privado por el imperialismo japonés tras librar la ardua Lucha Revolucionaria Antijaponesa de 20 años y después de la liberación (en agosto de 1945), cumplió las tareas históricas de fundar el Partido, el Estado y el Ejército, convirtió a Corea en una potencia socialista independiente, autosostenida y autodefensiva y aseguró al pueblo coreano una vida digna y dichosa.
De veras él vivió una vida llena de gran amor y abnegación amando infinitamente al pueblo y dedicando todo lo suyo en aras de él.
Hasta hoy se transmiten innumerables anécdotas emocionantes nacidas durante sus incesantes direcciones sobre el terreno que realizó desde Onsong, del extremo norte de la patria, hasta una aldea campesina aledaña a la demarcación militar, desde un pólder en construcción del Mar Oeste hasta una pequeña empresa pesquera del Mar Este.
Fue cuando el Presidente estaba de visita a una localidad.
Al ver que él trabajaba enérgicamente sin descansar ni un momento, un funcionario le rogó con vehemencia que descansara por lo menos un día. Pero el Presidente no pudo conseguir el tiempo para ello.
Entonces, como para consolar al acompañante desolado, el Presidente le dijo: Hay una frase que dice: “Sinrogun-il”. Significa que si los súbditos trabajan mucho, el rey se queda acomodado. Yo soy súbdito del pueblo y éste es nuestro rey. Solo cuando trabajemos mucho, el pueblo puede vivir cómodamente. Trabajar mucho es para mí el descanso. ¿Dónde habrá el descanso más placentero que esto?
Su concepción de la felicidad era singular: No puede haber el cansancio en los quehaceres para el pueblo, y la alegría que encuentra en su felicidad puede sustituir todo descanso posible.
Sus constantes abnegaciones y esfuerzos dedicados para asegurar una vida dichosa al pueblo no cesaron aun en domingos y días festivos.
La cifra de tales días dedicados para el pueblo desde la liberación del país hasta el último período de su vida (1994) llega a más de 2 530, equivalente a nada menos que siete años.
De ahí que el pueblo coreano expresa con añoranza y fidelidad infinitas que el Presidente Kim Il Sung es su padre eterno.
La felicidad del pueblo fue el ideal de toda la vida de los grandes Líderes y supremo anhelo del Máximo Dirigente Kim Jong Un.
A dondequiera que vaya, este rememora primero las reliquias históricas de la dirección de Líderes antecedentes y se aplica para realizar en máximo nivel sus propósitos de amar al pueblo. Gracias a su sabia dirección todas las actividades del pueblo coreano siempre se llevan a cabo según la idea y la voluntad de los grandes Líderes y florece cada día más la felicidad del pueblo como sus anhelos.

Kim Il Sung, ejemplo de internacionalista

El Presidente Kim Il Sung, poseedor de infinita generosidad y noble deber internacionalista, ayudó material y espiritualmente a pueblos de varios países en su lucha revolucionaria y construcción de nueva sociedad.
La Lucha Armada Antijaponesa del pueblo coreano por acabar con la ocupación militar de Corea (1905-1910) por el imperialismo japonés fue tan ardua que tenía que combatir contra un millón de efectivos militares de Japón por propia cuenta sin ayuda de un ejército regular ni la retaguardia estatal. A pesar de todo, el Presidente, diciendo que la revolución coreana, dada la condición de que se realiza como un eslabón de la lucha de liberación nacional de colonias, estaba estrechamente relacionada con la mundial, defendió con armas a la ex URSS, primer Estado socialista del orbe. Bajo su dirección, los combatientes del Ejército Popular Revolucionario de Corea, cada vez que se creaba la amenaza militar del imperialismo japonés contra el país soviético tales como los incidentes de Jasan y Jaljingol, golpearon incesantemente los importantes puntos militares y la retaguardia del imperialismo japonés para frustrar sus maquinaciones agresivas.
Desatada la guerra civil en China, envió a la región nordeste de este país asiático a los cuadros militares y políticos procedentes del Ejército Popular Revolucionario de Corea, pese a su compleja situación en que se encontraba por la edificación de una nueva patria, hizo que las unidades de coreanos combatieran junto al pueblo chino para la liberación del Noreste de China, y tomó medidas de enviar gran cantidad de armas, municiones y medicamentos a las Fuerzas Unidas Democráticas del Noreste dirigidas por el Partido Comunista de China. Además él mismo fue a Dandong de China donde instruyó a los cuadros principales chinos la vía para superar la situación crítica creada en esa región. Es por esta razón que Mao Tse-tung, Zhe Enlai y otros cuadros chinos dijeron que en su bandera roja de cinco estrellas está impresa también la sangre de los coreanos.
El Presidente ayudó a pueblos de varios países tales como Vietnam, Camboya y Laos en su lucha por la paz regional y el progreso social. Muy emocionado por su camaradería y deber revolucionario, el líder vietnamita Ho Chi Minh expresó que el Presidente Kim Il Sung es el salvador del destino y su hermano consanguíneo que les ayuda desinteresadamente.
A mediados de la década de 1950 apoyó activamente la línea de la lucha armada del Frente de la Liberación Nacional de Argelia y, definiendo el día y la semana para ese país africano, envió una fuerte solidaridad y desinteresada ayuda al pueblo argelino. Entre fines de la década de 1960 y principios de la década siguiente ofreció gran ayuda a la lucha de la liberación nacional del pueblo angoleño por liberarse de la dominación colonial.
También dio audiencias a los líderes de Mozambique, Zimbabwe, Namibia, Uganda y otros países a quienes dio preciosas instrucciones dignas de servir de guía en su lucha por la libertad política y la prosperidad nacional y les brindó una ayuda material y espiritual. De ahí que en África de entonces estaba en boga la frase que dice: “Para hacer la revolución es necesario encontrarse sin falta con el Presidente Kim Il Sung”.
Gracias a él, quien instruyó y orientó a llevar a cabo la cooperación Sur-Sur basada en el apoyo colectivo en las propias fuerzas, se fundaron las plantas de ensayo de ciencias agrícolas y granjas ejemplares en varios países africanos, y a mediados de la década de 1980 se construyeron más de 30 fábricas e instalaciones de riego en más de 20 países lo cual impulsó dinámicamente el desarrollo socio-económico de dicho continente.
Fidel Castro Ruz, dirigente de la Revolución Cubana, expresó: Cuando nuestro país se hallaba en una situación muy crítica, el Presidente Kim Il Sung fue el primero en darnos una desinteresada ayuda política y material. De veras él es nuestro más íntimo hermano y amigo, ejemplo de genuino internacionalista.