1. Desde este momento, las
relaciones íntercoreanas entrarán en la fase de estado de guerra y todos los
problemas que se surgirán entre ellas se tratarán de acuerdo con el tiempo de guerra.
Se acabó en la Península Coreana
el estado ni pacífico ni bélico.
Dado que nuestras fuerzas armadas
revolucionarias entraron en las acciones militares reales, también las
relaciones íntercoreanas ya han entrado automáticamente en el estado de guerra,
razón por la cual castigaremos sin piedad y sin anuncio previo con las
resueltas acciones físicas a todos los actos provocativos que atenten siquiera
la mínima dignidad y soberanía de la RPDC entre las relaciones íntercoreanas.
2. Si EE.UU. y la banda de los
títeres surcoreanos cometen la provocación militar para desatar la guerra de
agresión al Norte de Corea en cualquier zona, sea en las 5 islas del Mar Oeste
o en las inmediaciones de la Línea de Demarcación Militar, ésa no se limitará a
la batalla local sino se extenderá a la guerra total y la nuclear.
Dado que EE.UU. recurre con
frenesí a las maniobras de guerra nuclear de agresión al Norte enviando al
firmamento surcoreano los bombarderos estratégicos nucleares emplazados en las
bases militares de Hawai, la isla Guam, otras zonas del Mar Pacífico y su
territorio, es obvio que cualquier choque militar en la Península Coreana se
extienda a la guerra total y la nuclear.
El primer golpe de las fuerzas
armadas revolucionarias de la RPDC acabará con las bases militares de las
tropas agresoras norteamericanas en el propio territorio estadounidense, Hawai,
la isla Guam y otras partes de la zona operacional del Pacífico y devastará
también las bases norteamericanas en el Sur de Corea, Chongwadae y otros órganos
de dominación y las bases del ejército surcoreano, de manera que todos los
agresores y provocadores se reduzcan a polvos y cenizas.
3. No perderemos la oportunidad
de oro para lograr la victoria final en la gran guerra por la reunificación de
la patria.
Esta guerra no tardará ni 3 días
sino será la relampagueante y tridimensional en que ocuparemos de un tirón toda
la extensión territorial del Sur de Corea, hasta la isla Jeju, y libraremos la
batalla en el cielo, la tierra y el mar sin distinción del frente y la
retaguardia sin darles siquiera a EE.UU. y los belicistas surcoreanos el tiempo
de volverse en sí.
La sagrada guerra de justicia es
la resistencia pannacional en que se incorporarán todos los compatriotas del
Norte y el Sur y sus blancos son los traidores a la nación, inclusive los
fanáticos de enfrentamiento, los belicistas y las escorias humanas, quienes
serán eliminados sin piedad.
No hay en este mundo el que pueda
doblegar la voluntad y la fuerza de nuestro ejército y pueblo y toda la nación
coreana, levantados en la justa guerra por la reunificación de la patria.
Nuestra nación, que vive con la
gran imagen de los Grandes Hombres del monte Paektu, se librará del rencor
acumulado de siglo en siglo y cumplirá su gran deseo de reunificar la patria.
Así levantará en territorio
patrio la mejor potencia del mundo.
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